No recuerdo a precisión, cuando fué la primera vez que te vi, pero sé con certeza que fue un viernes de hace algunos 3 años y recuerdo sentir tu mirada. Yo pensaba: -¡Dios santo!, como si me hiciese falta una chiquilla más-. luego solo llego una amiga y nos presentó, recuerdo bien su delgada y chillante voz de aquel entonces. Yo estaba jugando futbol y olía peor que una estercolera, estaba más agitado que un ratón en una caja con 4 gatos y más mojado que un inmigrante mexicano, pero aún así te acercaste con gran timidez y dijiste: - Ah, hola yo me llamo M.y.-; - ¿Ah si? pues yo Gabriel -respondí- y seguí en lo mío, te di la espalda en menos de 3 segundos y ni siquiera vi tu rostro, ni silueta. Estaba excesivamente agitado como para haber podido percibir algun olor, me zumbaban los oidos de la falta que me hacia el aire y de ninguna manera te presté atención, apenas sentí tu mano en la mía, pues esa tarde habia raspado mis manos en el piso debido a las caídas.
Miré de lejos como hablabas con mi amiga pero seguí en lo mío, sin nada que decir y nada que contar no sabía que existias, eso creian todos, pero realmente nada relacionado a ti pasaba por mi cabeza.
Recuerdo que en ese dia yo le estaba dando clases de dibujo una niña (cual nombre no quiero ni recordar) , y ésta creía aspirar por mi amor, siempre lo supe pero estaba ansioso por romperle el corazón, quería que volase con mi imagen y después romper sus sueños con el golpe de la realidad.
Mientras ella aprendía de mí, yo sentí tu mirada, sabía que era tuya porque no habia sentido jamás una mirada así, no tenia nada sorprendente, solo no la reconocía y sabía que era la tuya pues no me era familiar. Mientras esa niña aprendía a dibujar conmigo tú solo mirabas, y no sé qué sentías por mí en ese momento, según me cuentas tú, me deseaste desde la primera vez que me viste.
Todo el día te ignoré y no fue aldrede, la verdad eras insignificante y una sola de mis miradas no te iba a dedicar.